Ayer tuve la suerte de que me invitaron a cenar unos amigos a su casa. No hay que perder la ocasión de ver que cosas preparan los demás para coger ideas para cuando la ocasión así lo requiera.
El menú consistió en distintos pica-pica, todos muy ricos, pero tengo que destacar uno de ellos entre todos: el mango con queso. En un primer momento yo lo denominé "ensalada de mango" pero la autora me corrigió diciendo que era más bien un "milhojas de mango y queso". Se llame A o se llame B, la cosa es que es un plato altamente llamativo por el color del mango con el queso rallado por encima. En mi caso que es la primera vez que veía tal plato, también me resulta muy exótico, una mezcla atrevida que nunca se me hubiera ocurrido llevar a cabo.
Lástima que no llevaba la cámara para realizar una foto del suculento plato, pero intentaré describir como lucía: sobre una fuente grande, estirada y cuadrada, de color blanco, había una capa de queso roquefort cortado en láminas de pequeño grosor. Sobre el queso, descansaba el mango, cortado en trozos finos pero amplios, impidiendo que se viera el roquefort de abajo y haciendo de él una sorpresa en el plato de cada uno. Queso rallado, del que no podría decir el tipo, abundantemente esparcido sobre el mango completaba la receta.
Al servir en el plato aparece como por sorpresa el roquefort, llamando la atención por su fuerte (y desagradable si me apuras) olor. Cortando el mango fácilmente y recolocando los trozos de queso encima se lleva a la boca consiguiendo una mezcla de sabores altamente agradable.
Sin duda una muy buena idea de plato para presentar a amigos o familiares. No olvides practicarlo antes alguna vez
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